Imaginaba cuentos y después los plasmaba en el papel. A
veces los soñaba por la noche y los escribía nada más despertar. Las historias se agolpaban en su mente y ella
las ordenaba en unos preciosos relatos que todos querían leer. Por las tardes,
cuando a través de la ventana se oía el griterío feliz de los niños al salir de
la escuela, ella se preparaba para ir al parque. Allí la estaban aguardando con sus rostros
sonrientes, deseosos de escuchar el
cuento del día. Al verla llegar, se apelotonaban alrededor suyo, y todos con el brazo en alto pedían la
palabra a Begoña, ¡tenían algo que contarla!
Darío le explicó lo feliz que estaba porque había pasado el
domingo con su abuelo y los dos habían disfrutado mucho leyendo juntos la
historia de Mateo, que le hizo recordar lo mucho que lo quería. En los ojos de Natalia, que brillaban más de lo habitual, se vislumbraba una nueva ilusión. Su
silla de ruedas había dejado de ser una barrera para ella y se sentía muy orgullosa
de haberlo conseguido con mucho esfuerzo; con Valeria había descubierto que cualquiera
podemos convertirnos en un superhéroe si nos lo proponemos. Marco, muy feliz, le presentó a su nuevo amigo Daniel, y relató con
todo detalle cómo se habían hecho inseparables cuando, tras cambiarse de
colegio, le había ayudado a superarlo aprendiendo que la amistad lo puede todo,
como le había pasado a Ricardo en esa emotiva historia que había leído más de
veinte veces. Pablo había conseguido una plaza en la orquesta de su barrio tras
haber trabajado mucho y le contó cómo se había acordado de David antes de la
prueba, a la que fue con mucha confianza.
Begoña contaba historias sorprendentes dónde ocurrían cosas
maravillosas y todos los que la conocían estaban seguros de que, además, hacía
magia. Los pequeños viajaban gracias a ella a un país encantado y cuando
volvían a la realidad, se sentían capaces de vivir lo soñado en ese fantástico mundo.
La encantadora de niños había conseguido otra vez despertar en ellos la pasión
por la lectura y el deseo de querer ser cada vez más grandes.
Dedicado a mi amiga Begoña Torres @begtorres , que comparte conmigo su andadura literaria. Qué sus cuentos puedan llegar a todos los niños del mundo.